sábado, 31 de octubre de 2009

Blog de pensamiento medieval

Puesto que le lunes, día 27 no pude asistir a clase, el resumen que pueda hacer es muy limitado y se reduce al comentario que los compañeros de grupo -Nico, Adrián y Darío- me hiceron. Se continuó, al parecer, con el tema que ya vená desarrollándose durante la semana anterior; es decir, la economía en la Baja Edad Media y el gran peso que el cristiansmo, pòr medio de dos de sus grandes figurasa, tuvo para las primeras reflexiones en le campo económico. en ssu intento por conciliar el uso que se hace del flujo de dinero con la tradición cristiana.

También se trató la figura del papel que juega el monarca o príncipe en este mismo período en cuanto cimentador del comercio, dentro de una economía de premercado, así como de la teoría del lucro cesante y de la doctrina del justo precio. Enmarcado todo ello por una ética cristiana del trabajo en la que cabía exigir un salario por parte del productor como, digamos, factor de producción o mano de obra. Esto supone una dignificación del trabajo que justifica los ingresos y la propiedad en función de la variable valor-trabajo. En concreto, vale decir que las preguntas a responder es la siguiente: ¿cómo se explica el precio relativo, el valor de las cosas? ¿De qué mod se relaciona el valor de un objeto, en tanto que producto del trabajo realizado?

Responder a ello require señalar, como paso previo, que nos estamos refiriendo al precio que ese producto va a tener en el mercado como un bien que se ofrece para ser consumido. La doctrina del precio justo es interpretada generalmente en el sentido de impedir ganancias definidas como lucro o usura, considerados pecados. El precio de mercado puede ser una de las definiciones por las que se entiende ese precio justo, pero más habitualmente es un concepto que implica una ganancia honrada para el productor que le permita la supervivencia, y un precio accesible para el consumidor que también se la permita. Ahora bien, existen dos tipos de precio (natural):

- 1. El precio de aquello que se acostumbra vender en una provincia, y que suele cambiar cuando cambian las circunstancias, como sucede con el precio del trigo, del pan, del vino, del calzado y de otros bienes parecidos.

- 2. El precio de aquello que se introduce por vez primera en alguna provincia en la que no se solía vender ese producto. Producto que exigía tener que importar por no formar parte de los recursos propios de la provincia o país. Así, por ejemplo, el precio a que empezaron a venderse en Portugal muchas cosas traídas de la India que antes no solían venderse aquí en Portugal.

Observamos algunas características que conviene reseñar del la doctrina del justo precio son:
- 1. Circunstancias que justifican el que se considere justo el precio
- 2. La cuantía del precio depende, principalmente, de la estima menor o mayor que los hombres tengan de las cosas en orden a su uso.
- 3. Las circunstancias que hacen subir o bajar el precio de las cosas son numerosas
- 4. El precio justo de los bienes se modifica también según sea uno u otro el modo de venderlos

Por otro lado, la doctrina del justo precio aparece relacionada con la teoría del lucro cesante, en cuanto forma legítima de ganacia o interés, pues se contempla como indemnización por el lucro cesante (coste de oportunidad): el dueño no dispone del bien en un determinado tiempo). Esta justificación del interés como indemnización fue primeramente rechazada, pero finalmente terminó siendo aceptada. Esta figura se tomó tanto de las primeras aproximaciones del derecho romano como del dercho intermedio, sintentizándose en el ilicito aquiliano.

Nos adentramos así en la figura de Santo Tomás de Aquino en su faceta de pensador económico de la época. Si bien los temas de análisis de Santo Tomás eran los morales y teológicos, el Aquinate no rehuyó los temas económico, sino que optó por abordarlos desde el punto de vista de la ética.
Se preguntó, por ejemplo, si es legítimo prestar con interés, si es justa la ganancia o si es natural la existencia de la propiedad privada. En concreto, el gran libro de Tomás de Aquino, la Summa Theológica contiene algunos capítulos que analizan temas eminentemente económicos -y que tendrían una fuerte influencia en la economía posterior-, donde es posible apreciar la firmeza de sus ideas.
Propiedad privada
La existencia de la propiedad privada había sido muy cuestionada por los primeros pensadores de la Iglesia: San Ambrosio, San Basilio, San Juan Crisóstomo y -en menor medida- San Agustín, los cuales propiciaban que los bienes debían ser comunes, al tiempo que condenaban la actividad mercantil.
Santo Tomás de Aquino, sin embargo, planteó que la correcta interpretación cristiana de la actividad privada consistía en no valorar las riquezas más de lo que se valora a Dios. Así, desde un punto de vista moral, los cristianos no deben preocuparse de la existencia o inexistencia de bienes propios, sino de cómo usarlos. Con ello, Sto. Tomas legitimó la actividad mercantil y permitió a los cristianos dedicarse al comercio, que en el siglo XIII comenzaba a ser una actividad cada vez más importante.
Este liberalismo avant la lettre de Tomás de Aquino defendió que los bienes propios se usan mejor que aquéllos que se tienen en propiedad común. Es decir, rescatando gran parte de lo que había dicho Aristóteles, Tomás de Aquino señaló que los bienes privados son más productivos, ya que las personas cuidan más lo propio. Este planteamiento es, sin duda, base fundamental de la economía de mercado.
Precio justo y precio de mercado
Uno de los temas económicos que más les interesaron a los escolásticos, desde el punto de vista moral, fue determinar cuándo un precio era justo. Mientras algunos autores anteriores habían planteado que el "precio justo" estaba determinado por el costo de producción, Tomás de Aquino estableció que el precio. El precio justo era aquél que estaba determinado por la "estimación común" de la sociedad; es decir, algo muy similar al concepto actual de precio de mercado. Tomás de Aquino también enfatizó sobre los beneficios que podía acarrear al país tener una política monetaria sana y estable
Condena al préstamo con interés
La Iglesia Católica condenaba el préstamo con interés. Tomás de Aquino hizo suya esta tradición, a la cual le agregó la posición de Aristóteles respecto de que el dinero es estéril y, por lo tanto, no se puede generar dinero con dinero.
Tomás consideraba que pagar interés era pagar un precio por el paso del tiempo y, dado que el tiempo es un bien poseído por todos, no se puede cobrar por él. Con este planteamiento estuvo a punto de descubrir el valor inter-temporal del dinero, propio de la economía moderna (es decir, que cien pesos hoy valen más que cien pesos en un año más).Es tal la importancia del planteamiento del interés de Tomás de Aquino y fue tan grande su influencia, que la Iglesia Católica reafirmó la prohibición a sus fieles de la práctica del préstamo con intereses hasta principios del siglo XIX. Esto explica, entre otras cosas, que por muchos siglos los cristianos no se hayan dedicado a la actividad bancaria y sí lo hayan hecho los judíos.
En la Edad Media, parcticamente toda la cultura estuvo en manos de la Iglesia, y el pensamiento económico no podía significar una excepción. Durante los siglos XV y XVI, el problema no era el dinero sino el uso que se hacía de él. Los debates del siglo XVI parten de este supuesto para reflexionar sobre el empleo moral o ético que se hce de la riqueza.

Por no hacer más extensivo este resumen del lunes, y con intención de continuar con la exposición de la clase del martes, quien lo desee puede buscar información sobre Nicolás de Oresme en el siguiente enlace:
Po su parte, Darío nos ofrece el siguiente resumen que ha realizado:
LOGROS TECNICOS EN SECTOR INDUSTRIAL[1]

MINERIA: valor de metales preciosos era incentivo para cavar mas hondo. En 1480 en Sajonia las minas mas ricas alcanzaban los 200 m. El problema del drenaje se solucionaba mediante la construcción de galerías, otras veces se subía agua por los pozos, por medio de tornos. Utilización de bolsas de cuero, podían funcionar hasta 200 m. Otras veces se combinaban ambas técnicas. En minas de estaño de Bohemia se utilizaba bombas paternóster, un cable de hierro al que se unían cubos, para la extracción del agua. En 1554 Wolfgang Leuschner inventó rueda hidráulica reversible, que permitía extraer 100 m3/8 horas necesitando solo 2 hombres. Otro adelanto fue la aplicación de explosivos, se utilizó por primera vez en 1627, pero el método no alcanzaría éxito sino hasta fines del XVII. Las taladradoras tampoco tendrían éxito sino hasta inicios del XVIII. Sobre el transporte del mineral, el avance mas significativo seria la invención del “perro” una vagoneta sobre ruedas, en el XVI.

TRATAMIENTO DEL MINERAL
En siglo XV molino de mano seria paulatinamente sustituido por maquinas trituradoras en seco, pero perdía importante cantidad de metal, en mojado menos. El tratamiento del estaño se complicó. Lavado se combino con trituración y calcinación, para obtener así un alto grado de homogeneidad.

LA FUNDICION DEL HIERRO
El desarrollo del stückofen o bajo horno, dejaba ver la creciente demanda de hierro, y la necesidad de hornos cada vez mas altos. Esto se resolvió aumentando el alto del horno y utilizando mayor cantidad de aire para alcanzar temperaturas mas altas y así lograr el hierro colado. Este tipo de horno consumía una gran cantidad de carbón vegetal, y no seria hasta el siglo XVIII cuando se empezó a utilizar carbón mineral.

LA FORJA DEL HIERRO. El uso del martinete, la maquinaria de estirado de alambre y la de rodillo, agilizaron y aumentaron la producción del metal.

LA FUNDICION DE BALAS DE HIERRO alcanzó también desarrollarse, gracias, sobretodo a la actividad bélica. Los moldes de una sola cavidad, fueron reemplazados por los moldes de varias cavidades, logrando así la fundición de varias balas al mismo tiempo.

EL SECTOR TEXTIL
Se desarrolló una nueva maquina para abatanar la lana. La industria de la seda también experimentó nuevas técnicas como el torno de hilado con torcedor ya presente en el XV o el urdidor en el XVIII. Otra innovación del sector textil, fue el blanqueado del lino con leche. Se realizaron mejoras e innovaciones en la industria textil, pero casi siempre se encontraron enfrentadas a las practicas tradicionales, que en muchos casos las rechazaban, llegando a prohibirse muchas de ellas.

OTRAS RAMAS DE LA INDUSTRIA, VIDRIO Y CERAMICA
La técnica de la industria del vidrio se extendió sobre todo desde el Norte de Italia al resto de Europa. En Inglaterra se inventó la “cazuela abierta” para hacer vidrio claro. En Normandía se fabricaron las primeras hojas de vidrio transparente, como los espejos.

MINERIA DE CARBON Y PRODUCCION DE SAL
La cada vez mayor escasez de la madera, posibilitó el uso del carbón como combustible. Posteriormente este empezó a utilizarse en la fundición. Ya en el siglo XVIII se empezó a sustituir por el coque. Las minas de sal de utilizar el método sinkwerksbau (introducción de agua en pozos excavados previamente para disolver la roca salina), a utilizar el método wehrbau , por el que se construían diques en la mina y recoger la salmuera.

EL SECTOR DE LA CONSTRUCCION
La guerra, permitió también la expansión del sector de la construcción. Se hicieron necesarios, nuevas fortalezas, murallas, reductos mas resistentes a la renovada industria bélica. También servirían de estímulo a esta actividad el deseo de príncipes y aristócratas de procurarse nuevas edificaciones, tales como palacios renacentistas, o monumentales obras de arquitectura tales como Versalles.
[1] CIPOLLA, PÁG 156- 177CAP. 3 LA TECNICA EN LA EPOCA DE LA REVOLUCION CIENTIFICA (1500-1700) HERMANN KELLENBENZ


En otro orden de cosas, el martes, día 27, se realizó en clase una síntesis de los distintos trabajos temáticos en que cada grupo anda enfrascado. Empezó su presentación nuestro grupo de 'Industria' por medio de Nicolás, quien expuso las razones o motivos que nos había llevado a escoger este tema y, más en concreto, por qué habíamos dado importancia a unos puntos sobre otros a la hora de desarrolllar nuestra tesis, destacando el interés que el profesor puso en que nos redujeramos a las Verlagsystem y a los gremios en el período de los siglos XV-XVIII.

Seguidamente realizó su ponencia el grupo que trabaja sobre la Revolución Industrial y, mediante la presentación en Power Point, su ponente ´nos mostró un esquema del desarrollo que esperan darle al trabajo. Por su parfte, elprofesor hizo notar al respecto que se trataba de desarrollar los antecedentes de la Revolución Industrial y no tanto la Revolución Inbdustrial en su clásico sentido, más propia del siglo XIX.

A continuación, le tocó turno a al grupo de "Hacienda Real del Reino de Castilla" (siglos XVI-XVII). Su portavoz explicitó que iban a desarrollar el tema de ingresos (financiación, créditos...) durante este período en la Corte castellana, dejando de lado lo que se relaciona con la cuestión gastos.

El siguiente grupo en salir fue el de "Crédito y la deuda públca", en la que ser hace hincapié en las relaciones y diferencias producidas entre los financieros y banqueros en su relación con la Corona española durante el sigo XVII.

En cualquier caso parecieron todos las ponencias un punto de vista general respecto a las tareas que tendremos que desarrolar posteriormente, a la espera de la reunión que el profesor había concertado con los diversos grupos para concretar la tesis que habrá que defender al final del curso.
Antonio Arias

viernes, 30 de octubre de 2009

4ª Memoria de grupo

Después de las distintas exposiciones de los trabajos de grupo que se realizaron en clase, en la reunión que después tuvimos de grupo comentamos sobre la posibilidad de enfocar el trabajo en una dirección determinada; es decir, se debetió la posibiliadad de acotar el trabjo que teníamos que realzar entre las distintas posibilidades que el propio tema de la industria de los siglos XVI-XVIII nos ofrecía.

Por mi parte, mostréi interés en desarrollar desde distintos ámbitos la industria inglesa entre estos siglos, mientras que Darío parecía más proclive a trabajar la aparición y desarrollo de la "Domestic System" en los principales países en que se dearrolla esta industria manufacturera -algo que nos pareció de bastante interés-.

Finalmente no se llegó aningún acuerdo concreto y se finalizó la reunión con el compromiso adquirido de que en una posterior reunión con el profesor, fijada para el jueves día 29 de octubre a las 16,00 horas, se abordaría el tema particualar sobre el que se va a fundamentar el trabajo de grupo. A dicha reunión no pude asistir por problemas laborales, pero he recibido un e-mail de Nicolás que transcribo en esta memoria: "Buenas tardes Antonio, hoy hemos tenido la reunión con el profesor y en ella hemos acordado la realización del trabajo.Finalmente lo haremos por temas y lo ilustraremos con el caso holandes. Los temas serán Gremios (de los que se encarga Darío), Verlagssystem (de lo que se encarga Adrián), Fábricas (de lo que te encargas tú) y el caso concreto de Holanda ( del que me encargo yo)".

Antonio Arias

jueves, 29 de octubre de 2009

The Workhouse

No me resisto a publicar una nueva entrada en nuestro blog y es que a pesar de que ya reseñaba esta pagina web en una entrada previa, realmente es un tema que personalmente me parece muy interesante y no dejo de destacarla por la multitud de datos que ofrece. El inconveniente es que es una web en inglés.

En esta página encontramos una serie de apartados relacionados, no solo con las "workhouses" sino también con la pobreza en Gran Bretaña. Con una cronología que va desde mediados del siglo XVII a principios del XX.

Ofrece datos muy interesantes como la regulación de los pobres, la localización de estos centros de trabajo, visiones literarias, aspectos arquitectónicos de los edificios ... Pero más destacable es aún los datos que arroja sobre la vida cotidiana en una de estas Casas de Trabajo, tales como: los horarios, la dieta, los castigos, las navidades...
Sin nada más que añadir, y esperando que la información os sea útil, os dejo el enlace:
http://www.workhouses.org.uk/ 

lunes, 26 de octubre de 2009

HISTORIA ECONÓMICA DE EUROPA: SIGLOS XV-XX

Tal y como dije en la memoria de grupo número 3, planteamos la posibilidad de ir añadiendo entradas con los resúmenes de las lecturas realizadas, por ello añado la mía (Historia Económica de Europa. Siglos XV-XX. Vittorio, A.). A modo de aclaración quiero decir que este resumen en principio esta redactado para un uso practico y personal y por ello es posible que se presente de un modo muy telegráfico y con poco cuidado en su redacción, lamento las posibles molestias.


Paola Massa (s. XV) al hablar de economía-mundo (mencionando a Braudel) dice que son la industria y el comercio los factores que definen a una ciudad/país/territorio como centro/ polo (en los términos de centro-periferia).


Por otro lado señala como en el siglo XIV destacan la industria textil y la metalúrgica, esta ultima en la fabricación de utensilios. Sobre la industria textil nos ilustra con un mapa y menciona como esta industria es la que emplea a un mayor número de personas.


Hace ya una división del trabajo industrial para la edad media, muy similar al posterior que se aplica en la Edad Moderna. 1) Industria domestica rural, 2) Artesanos y corporaciones, 3) Industria a domicilio.


Menciona la guerra como motor de la industria metalúrgica y a la pólvora como elemento de mejora en la extracción del metal.


Giuseppe Bracco (s. XVI) continúa aludiendo a las mejoras del siglo XVI que en muchas ocasiones potencian la industria. En la metalurgia se desarrolla el tratamiento de distintos metales según su uso (hierro, bronce para uso militar y cobre, peltre y estaño para usos domésticos, imprenta… Además de metales preciosos, ahora más abundantes gracias a América, para la orfebrería) También la construcción avanzó y se potenció. Pero mas destacable es la industria generada a raíz del interés marítimo: industria cartográfica e industria armadora. En el sector textil señala como los short-cloths ingleses y holandeses sustituyen en el continente a los paños italianos, los short- cloths son de peor calidad pero mucho más baratos.


Surgiere Bracco también que la industria se diversifica y que lo tradicional y lo innovador conviven ofreciendo una gran cantidad de trabajo que hace dar el salto de una economía medieval a la moderna. Los gremios y corporaciones retrasan las innovaciones y la industria encontrará un fuerte apoyo en la mano de obra rural.


Según Bracco nos encontramos ante la primera sociedad industrial, llamada por algunos protoindustrial o preindustrial, pero lo cierto es que nos encontramos ante un sistema manufacturero bien organizado, donde el capital fijo adquiere mayor importancia y donde la energía es cada vez más demandada.


Respecto a Holanda cabe destacar que es contrario a la opinión de que la reforma fue causa del auge de Ámsterdam, da otros motivo: La ruptura con la P. Ibérica supuso la búsqueda de recursos americanos y asiáticos por su propia cuenta y dio pie a la iniciativa privada que expandiría el comercio por Asia.


Lana inglesa había reportado importantes beneficios desde el siglo XIII, pero durante el siglo XVI nacerán políticas aduaneras para motivar la creación de propias industrias lanares, a pesar de la oposición de los productores de lana, quienes preferían las oportunidades de beneficio de un mercado libre, Inglaterra duplico en peso los paños frente a la lana bruta y aumento las exportaciones (sobre todo de Short-cloths que de Amberes partían al resto de Europa). El auge de la manufactura inglesa se ha relacionado con la crisis de los paños italianos.
La producción lanar modificó algunas estructuras rurales y fomentó el proceso de enclousures o cercamientos.


Alberto Guenzi (s. XVII) sostiene que apenas sufrió algún cambio el sistema organizativo de la industria durante el siglo XVII. Lo más significativo es que la manufactura urbana y rural no se excluían, sino que pasaron a formar parte complementaria de un mismo sistema. Los campesinos realizaban el trabajo duro y los artesanos el más profesional.
También comienzan a aparecer las empresas centralizadas, donde trabajan gran cantidad de personas (arsenales, hornos…).


En España, Italia, Alemania y Francia los gremios siguen siendo de gran importancia y se les ha culpado del declive de la industria italiana. A los maestros se les escapa ya el control de la demanda y por eso son asimilados por el comerciante-empresario (putting-out system/ trabajo a domicilio) muy concretamente en el sector textil, no es fácil encontrarlo en otros sectores; bien por necesidad de capital continuo (minería, astilleros…) bien por la necesidad de competencia profesional (orfebrería y carpintería). El arrendamiento de la tierra es una traba, la aparcería solo permite la dedicación plena al campo.


Los gremios persisten en algunas zonas (Italia), pero en otras (Inglaterra y Holanda) desparecen porque la producción se traslada al campo, en Francia los gremios eran un instrumento del estado.


En el caso francés la producción lanar crece hasta 1630, que paraliza debido a la crisis demográfica. Pero en 1660 se recuperará. Apunta el autor también a la importancia de la seda lionesa llegando a finales de siglo a tener cinco mil telares, este auge de la seda se debió en gran parte a la demanda cortesana. A partir de 1660 la industria recibe un apoyo estatal, naciendo las reales manufacturas. Veremos también la importante influencia del mercantilismo, cuyo fin era aumentar la producción interior para exportarla después.


En Inglaterra la manufactura textil esta plenamente desarrollada y esto modificará el paisaje agrario debido a las enclousures, al trasladarse muchos de los procesos textiles al campo. Los new draperies, de menor precio pero mayor demanda irán penetrando a lo largo del siglo en América. Donde tendrá una rápida difusión, el norte de Europa, donde Inglaterra esta abriéndose camino, y el Mediterráneo, aquí la difusión será más lenta.


John A. Davis (s. XVIII) apunta a que en la industria se comienzan a observar los cambios que desembocarán en la industrialización. Cambios en muchos campos, no solo en la técnica (que no son muy profundos en el XVIII) sino también (y hace especial hincapié en esto) en la organización del trabajo, pone los ejemplos del trabajo cooperativo de las empresas mineras belgas. Menciona también que podemos hablar de una protoindustrialización[1]no porque el trabajo se lleve al campo, algo que venía sucediendo desde hace mucho, sino porque se busca en el campo una mano de obra más barata promoviendo la competitividad del producto. Pone el caso de Flandes. Además considera esta protoindustrialización como un motor demográfico y es que como ya he mencionado antes no eran las máquinas, sino la mano de obra humana la que aumentaba la producción, la necesidad de esta mano de obra provocó, según Davis, una expansión demográfica.


Sin embargo acusa a esta expansión de reducir los precios, pues los campesinos descontrolados producían sin parar y la oferta era enorme, ante esto la medida que irá tomando forma será la de centralizar la producción en fábricas, dando un mayor control al empresario a la hora de regular la producción.


Davis menciona que los antiguos centros de producción textil deberán hacer frente a nuevos focos más fuertes debido a la ausencia de gremios que frenen su progreso.


[1] Citando a Franklin Mendels.

la industria del siglo XVIII

UNA APROXIMACIÓN A LOS GREMIOS EN EL SIGLO XVIII

1.- Los gremios eran asociaciones formadas por los maestros, oficiales y aprendices de un mismo oficio que se regían por ordenanzas o estatutos especiales. Surgen en Europa durante la Baja Edad Media beneficiados en la pujanza económica de las ciudades y su intención era la defensa en la prosperidad y seguridad de los miembros que los integraban, al tiempo que controlaban que controlaban la oferta y los precios de los productos que manufacturaban. Así pues, los gremios conservaban una fuerte carácter social y económico en el contexto de su época. A estos aspecto hay que añadir el hecho de que regulaban la actividad laboral, la formación y aprendizaje de sus asociados, así como el establecimiento de una estricta jerarquía entre ellos (aprendices, oficiales, maestros). También los amparaba en caso de desgracias como la viudez, orfandad o enfermedad, a través de pensiones, asignaciones o el mantenimiento de hospitales. Para algunos autores, los gremios constituyeron el antecedente de los sindicatos, de lo que el ejemplo más evidente se encuentra en los Trade Unions (Sindicatos de Oficio) en los albores del siglo XIX. En concreto, los gremios defendían en el seno de la actividad artesanal a los trabajadores de un determinado oficio y, al tiempo que regulaban la producción y su control hasta el más mínimo detalle, se posibilitaba ascender en la escala laboral según su pericia y méritos.

Frente a esas organizaciones de carácter preindustrial, los sindicatos nacieron como respuesta a los problemas planteados por la revolución industrial, convirtiéndose en representantes de aquellos obreros desposeídos de la iniciativa y creatividad en el proceso productivo. La falta de derechos de éstos frente a los abusos de los capitalistas (prolongadas jornadas de trabajo, empleo infantil, mujeres mal remuneradas, fábricas insalubres, hacinamiento, despidos sin indemnización, miseria, etc), los empujó a organizarse en asociaciones para protegerse contra aquella desprotección laboral a que estaban expuestos.
Gremios y sindicatos respondían, por tanto, a circunstancias económicas y sociales distintas. A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, cuna de la industrialización, nacieron las primeras asociaciones de trabajadores, las llamadas sociedades de ayuda mutua integradas esencialmente artesanos que trabajaban bajo el Domestic System. Su objetivo era la unión de los obreros para conseguir mejoras laborales y salariales, así como hacer frente a adversidades tales como la enfermedad o el desempleo. A finales de este siglo, por medio de una legislación represiva, las “Combination Laws” (1799 y 1800), se prohibió todo tipo de asociacionismo obrero, con lo que las organizaciones de trabajadores pasaron a ser ilegales y hubieron de ejercer su actividad clandestinamente.

No obstante, a lo largo del siglo XVIII, los gremios, una institución de carácter feudal, ya muy debilitados, fueron desapareciendo, para ser sustituidos por la iniciativa privada, la libertad de industria y comercio propios del capitalismo. En este sentido, Inglaterra marca el paso tras la introducción del domestic system que producía mercancías fuera de la reglamentación gremial. Este desarrollo de la industria moderna, con la consiguiente quiebra de los talleres artesanales, arrojó a oficiales y maestros artesanos al desempleo. Durante el siglo XIX las relaciones de producción capitalistas y la creciente proletarización del trabajo desembocaron en el problema obrero, organizado en sindicatos y partidos políticos. El término proletariado hace mención a la clase social constituida por proletarios. En la antigua Roma eran los ciudadanos pobres que únicamente con su prole podían servir al Estado. Más tarde designó a quienes carecían de bienes y estaban inscritos en las listas vecinales solamente por su persona y prole (sus hijos o descendencia).


2.- LA PROTOINDUSTRIALIZACIÓN
A lo largo del siglo XVIII se produjeron significativos cambios económicos que precedieron a la revolución industrial y que se concretaron en:

a) La expansión del comercio a larga distancia, que estimuló las manufacturas y permitió la acumulación de capitales, parte de los cuales fueron invertidos en la naciente industria moderna. A este respecto, cabe destacar que

“Hasta el siglo XVIII había muy poca necesidad de capitales, debido al corto número de máquinas empleadas en los talleres. Los capitales entonces se dirigían o hacia la tierra o hacia el comercio marítimo (...). En el origen de muchas empresas industriales, se encuentra una aportación de capitales, individuales o familiares, de poco valor, pero suficientes (...). Los beneficios anuales fueron regularmente reinvertidos, lo que explica el rápido incremento del capital, estimulado, naturalmente, por los buenos negocios (...). Parece que la industria británica financió ella misma en lo esencial sus cambios (...).”Sin embargo, esta autonomía no es total, y en particular la incidencia del comercio exterior -tanto por la aportación de capitales procedentes del negocio, como por el papel de las exportaciones en el desencadenamiento de las olas inversionistas- se muestra muy importante. C. Föhlen. “La revolución industrial.”

Fue este un proceso que precedió a la formación de la gran producción capitalista y separó de los medios de producción (materias primas, maquinaria, herramientas, etc) a los productores directos. La teoría marxista defendió que los medios de producción son inherentes a todos los modos de producción, es decir, intervienen tanto en el sistema esclavista, como en el feudal o el capitalista. En cada uno de estos diferentes tipos de sistema social los modos de producción se encuentran en manos de la clase social dominante en el contexto histórico. Cuando se aplican a la producción se transforman en capital, convirtiéndose entonces en instrumento de explotación de los trabajadores, mediante lo que se ha dado en llamar plusvalía que es definida como la diferencia entre la riqueza producida por el trabajo del obrero y el salario que éste recibe del patrono. Esa remuneración se convierte en el valor del trabajo desarrollado, siendo la plusvalía sería por tanto, la parte del trabajo que el empresario deja de satisfacer al trabajador.

b) La acumulación originaria del capital fue acompañada de:

1) La quiebra de los campesinos y su transformación en individuos sin propiedad, jurídicamente libres, carentes de medios de subsistencia y, por lo tanto, obligados a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas. Este hecho fue esencial en las nuevas relaciones sociales que se dieron en el seno de la industrialización, pues permitió a los dueños de las fábricas disponer de abundante mano de obra procedente del campo con la que acrecentar a través de la plusvalía una riqueza que, reinvertida, multiplicó el desarrollo del capitalismo
2) La concentración de caudales en pocas manos, esencial en la creación y desarrollo de empresas industriales, por ejemplo, en la Inglaterra del siglo XVIII.
La acumulación de capital supuso la separación de los medios de producción (esencialmente la tierra) de los productores directos, los campesinos. La intensificación de la explotación de los obreros (aumento del ritmo de trabajo, empleo de mano de obra infantil, jornada laboral abusiva, etc.), permiten al capitalista incrementar sus beneficios. Sin embargo, las ganancias se concentran en cada vez menor número de empresarios debido a que una parte de éstos -los menos competitivos- van desapareciendo y engrosando las filas de los desposeídos, el proletariado. En Inglaterra este proceso se realizó mediante las leyes de cercamiento o "enclosures", que privaron a los agricultores tradicionales de los bienes de comunes destinados al autoconsumo. Los nuevos propietarios pasaron a explotar las nuevas propiedades con una mentalidad capitalista:

“Son tales y tantos los beneficios y ventajas que se podrían derivar de un total cercamiento de las common lands (tierras comunales) que me es imposible describirlos o enumerarlos. Daría la oportunidad de separar las tierras áridas de las húmedas, la de desecar estas últimas, la de abonar las zonas agotadas, y todo ello podría producir inestimables resultados; el nuevo ordenamiento permitiría, con la ayuda de hábiles ganaderos, la cría de ovinos y bovinos de raza mucho mejor que las que se ven habitualmente en estas zonas, en donde hay animales miserables y medio muertos de hambre. Teniendo al ganado en zonas cercadas se conseguiría mantener a un número mayor con la misma cantidad de alimento. Su costumbre de vagar y de moverse no sólo destruye la hierba con sus pisadas, sino que también los reduce a huesos y piel. Y ello en la actualidad hace necesaria la presencia de un pastor que los meta y los saque del establo. De otro lado, y mediante este sistema, el ganado podría rendir a la comunidad y a los individuos cien veces más de lo que los hacía hasta ahora, antes de los cercamientos. Por último y fundamental aspecto, se podría proteger al ganado de la peste, esa mortal enfermedad (..) Hay que señalar también que el sistema de las common lands nunca ha aportado nada a la solución del problema del empleo. Y que apenas se hiciera un cercamiento, la situación se transformaría positivamente, y una desolada tierra inculta se convertiría en la más risueña de las zonas. Actividades y trabajos de toda índole se desarrollarían en esos lugares. El que quisiera contribuir a esa empresa encontraría una gran cantidad de ocasiones de trabajo: excavar fosas y canales de desagüe, construir terraplenes y vallas, plantar setos y árboles; los herreros y demás artesanos del campo no tendrían que quedarse con los brazos cruzados pues habría mucho trabajo para ellos en la construcción de factorías y de sus respectivos anexos, y en la proyección y construcción de caminos, puentes, cercados, empalizadas, aperos agrícolas, etc. Pocos años después de haber llevado a buen término estos primeros y temporales esfuerzos, y cuando todo el conjunto estuviese organizado en un sistema agrícola regular, se podría alimentar y dar trabajo a una población notablemente aumentada.” John Middleton. View of the agriculture of Middlesex. 1798

c) El nacimiento de una industria rural denominada "Domestic System" (industria doméstica) que se desarrolló al margen de las reglamentaciones gremiales.

“1º: Muchos objetos necesarios para la vida -vestidos, alimentos, muebles, útiles- eran fabricados en el marco familiar, especialmente en el medio rural. 2º: El artesano trabajaba sólo o con un número muy reducido de obreros, raras veces más de cinco. Este artesano podía ser libre o bien estar sometido a los reglamentos de las corporaciones o gremios (...) 3º: El capitalismo aparece en (...) la organización del mercader-empresario...(que) proporcionaba a los obreros trabajando en sus domicilios la materia prima y algunas veces los instrumentos de trabajo; más tarde iba a recoger el trabajo realizado y lo venía en su provecho después de haber pagado un salario fijo al obrero, campesino o ciudadano (...)” J. A. Lesourd y C. Gérard. Historia Económica Mundial.

La “Domestic System” era una industria de carácter rural que conjugaba el trabajo agrícola con la manufactura casera de textiles y que se desarrollaba al margen de las fábricas.
Principales características de la “Domestic System”:
· El empresario, generalmente un comerciante, proporcionaba materia prima a los campesinos, esencialmente mujeres, que trabajan en su hogar.
· A cambio se cobraba un salario. El campesino no era dueño ni de la materia prima ni del producto resultante, únicamente tenía propiedad sobre los útiles de trabajo.
· La producción trascendía la limitación del mercado local o regional, estaba destinada a la exportación.
· Esta actividad se desarrolló al margen de la reglamentación de los gremios de artesanos, concentrándose esencialmente en el sector textil, con la fabricación de mercancías de lana o lino.
· El proceso de trabajo era sencillo y no requería una maquinaria compleja.

3.- LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
La primera Revolución industrial se produjo en Inglaterra sobre la segunda mitad del siglo XVIII, gracias a una serie de transformaciones en las estructuras económicas y demográficas:

a) Agrarias: se produjo una auténtica revolución agrícola que precedieron y facilitaron las de la industria.

“Lo que convencionalmente se denomina revolución agrícola es un fenómeno localizable en un reducido número de países. Consolidada durante el siglo XVIII en Inglaterra, extendida después a la fachada occidental europea y a regiones muy delimitadas de Centro Europa, como consecuencia de la disolución de los regímenes señoriales, se caracteriza por una transformación radical de los sistemas de producción: paulatina desaparición del barbecho y sustitución por la rotación de cultivos, que incrementa el volumen de las cosechas; diversificación de cultivos en estrecha ligazón co la expansión ganadera; ampliación del número de cerramientos y tendencia a la concentración de parcelas para un uso más racional; incorporación de un nuevo instrumental agrario, de maquinaria y abonos. Todo ello da como resultado un aumento sostenido de productividad del excedente comercializable, estimulado por la demanda de los núcleos urbanos que no dejan de crecer. En suma, la agricultura rompe definitivamente el círculo vicioso del autoabastecimiento y se convierte en pieza básica en la configuración de los mercados nacionales.” A. Bahamunde. La revolución agrícola y la industrialización.

b) Demográficas: Durante el siglo XVIII se produjo en Inglaterra un gran aumento de la población la población, pasando de unos 6 millones de habitantes en 1750 a 28 en 1850, lo que constituyó una innegable. Ello se debió fundamentalmente a dos causas:

1. El mantenimiento de unas altas tasas de natalidad (superiores al 40 x mil).
2. El descenso de la mortalidad catastrófica.

Ello es debido, fundamentalmente, a dos factores:
1.- La mayor disponibilidad de alimentos y la erradicación de las crisis de subsistencia gracias al incremento de la productividad que trajo consigo la Revolución agrícola.
2.- Los avances higiénicos, sanitarios y médicos, constituyendo un importante ejemplo la vacuna contra la viruela introducida por Edward Jenner (1749-1823), médico británico que descubrió la vacuna contra la viruela y allanó el terreno para la aparición de la inmunología. Jenner demostró que la vacunación era una técnica relativamente fácil de realizar, consistente en la introducción de viruela vacuna procedente de una pústula de una ordeñadora a un niño de ocho años de edad. La descripción de este experimento la encontramos en su ensayo "Investigación sobre las causas y los efectos de la viruela vacuna":
El propio doctor Jenner hace su propia descripción:
"Para observar mejor cómo evolucionaba la infección, inoculé la viruela vacuna a un niño sano de ocho años. La vacuna procedía de una pústula del brazo de una ordeñadora, a quien había contagiado la vaca de su señor. El 14 de mayo de 1796 se la inyecté al niño a través de dos cortes superficiales en el brazo, cada uno de los cuales tenía la anchura de un pulgar. El séptimo día se quejó de pesadez en el hombro; el noveno, perdió el apetito, tuvo algo de frío y un ligero dolor de cabeza; durante todo el día se encontró enfermo y pasó la noche inquieto, pero al día siguiente volvió a encontrarse bien. La zona de los cortes evolucionaba hacia la fase de supuración, ofreciendo exactamente el mismo aspecto que adquiere la materia virulosa. Para cerciorarme de que el niño, levemente infectado por la viruela vacuna, había quedado realmente inmunizado contra la viruela humana, el 1 de julio le inyecté materia virulosa que había extraído con anterioridad de una pústula humana. Se la apliqué profusamente mediante varios cortes y punturas, pero no dio lugar a ningún ataque de viruela. En los brazos aparecieron los mismos síntomas que provocan las sustancias virulosas en los niños que han sufrido variola o viruela vacuna. Al cabo de unos meses, le volví a inocular materia virulosa, que en esta ocasión no produjo ningún efecto visible en el cuerpo".

c) Técnicas. Una vez aplicadas al sistema productivo condujeron a un excepcional incremento de los bienes materiales.

d) Comerciales. Gracias al desarrollo de las comunicaciones y la revolución en los transportes se multiplicaron las relaciones comerciales. La expansión comercial se inició en Inglaterra, alentada por dos circunstancias: La consolidación de su mercado interno fue posible gracias a que Intervino en ello el crecimiento de una población que incrementó la demanda de bienes, la mejora de los transportes y de las vías de comunicación (canales fluviales, carreteras y, más tarde, el ferrocarril), así como la supresión de barreras aduaneras interiores.

Esta expansión del mercado exterior fue posible gracias a:
· La ampliación y diversificación del comercio externo, empujado por la demanda de materias primas como el algodón y la exportación de productos industriales como los tejidos.
· La ayuda de una potente marina, tanto mercante como militar.
· La posesión de un imperio colonial donde adquirir materias primas baratas y exportar la producción de sus fábricas:

"Inglaterra no puede prescindir de las colonias, pues sin colonias no hay comercio y sin comercio no hay marina, y sin marina Inglaterra no pasaría de ser en Europa una potencia de tercer orden. Como consecuencia de la defección de sus colonias en el continente americano, Inglaterra se ve reducida a sus posesiones en las Antillas, a su extenso asentamiento en Asia ya sus factorías de África. Todas esas colonias juntas no bastan para abastecer su marina mercante, y por ende, su potencia marítima... Sus islas productoras de azúcar son muy inferiores a las nuestras. Sus posesiones asiáticas constituyen para ella una fuente inagotable de riquezas, pero su intercambio comercial queda limitado a artículos de lujo, no proporciona salida alguna a sus objetos manufacturados nacionales y no utiliza para ello más que un menguado número de barcos y de marineros. Otro tanto sucede con sus factorías de África (...) y la trata de negros que allí practica no tiene valor más que en la medida en que posea extensas plantaciones por cultivar allende los mares, en América. Es esa necesidad imperativa de poseer inmensas colonias que dependan de la metrópoli, que absorban sus productos manufacturados y que den trabajo a un inmenso plantel de marineros, lo que ha obligado, hasta ahora, al gobierno inglés a adoptar esa postura tan ciegamente obstinada de mantener a toda costa bajo su yugo a los insurrectos. Es precisamente esa necesidad, experimentada por la nación entera, la que la impulsa a realizar, hoy en día, ingentes esfuerzos y en la que se halla el origen del espíritu de animosidad que, excepción hecha del partido de la oposición, impera en contra de sus colonias sumidas en la rebelión. Si la pasión no tuviese por efecto enturbiar el sereno entendimiento a la hora de reflexionar, el gobierno inglés hubiese, ante todo, examinado con detenimiento la naturaleza de sus colonias del continente americano. Se hubiese percatado de que no era la misma que la de las demás colonias europeas, que la de las Antillas, por ejemplo, donde un reducido número de blancos sin enjundia y enervados domina a un gran número de negros y requiere de continuo la protección de tropas extranjeras; donde el país, al no producir más que artículos de lujo, depende totalmente de Europa para todas las necesidades de la vida (...) Las condiciones de vida reinantes en las colonias inglesas del continente americano son completamente distintas: son colonias agrícolas y pobladas en su mayor parte por hombres libres; proporcionan a profusión todos los artículos de primera necesidad y asimismo muchos otros que sitúan a la metrópoli en un estado de dependencia con respecto a ellas. Si ésta, a su vez, las hace depender de ella a través de sus manufacturas es mediante leyes forzadas y prohibitivas que se sacudirán esos nuevos territorios, recobrando su libertad, construyendo manufacturas del mismo estilo para las cuales poseen además las materias primas en su propio seno, y otorgando a todas las naciones el libre acceso a sus puertos. Así pues, semejantes colonias están indefectiblemente destinadas a formar, el día de mañana, un Estado independiente de Europa (...)" Memoria del Conde de Broglie al Rey Luis XVI de Francia. Febrero 1776.

En definitiva, dos fueron los principales sectores afectados por la revolución industrial:
El textil, donde la industria del algodón se erigió en la actividad líder de la Primera Revolución Industrial tras incorporar importantes innovaciones a los procesos de tejido e hilado. Desplazó en magnitud a la de la lana. Más abajo se puede ver cuadro estadístico que va desde los inicios del siglo XVIII al nacimiento del siglo XX:

“La invención y el uso de la máquina de cardar lana, que tiene como consecuencia reducir la mano de obra de la forma más inquietante produce (en los artesanos) el temor serio y justificado de convertirse, ellos y sus familias, en una pesada carga para el Estado. Constatan que una sola máquina, manejada por un adulto y mantenida por cinco o seis niños realiza tanto trabajo como treinta hombres trabajando a mano según el método antiguo (...). La introducción de dicha máquina tendrá como efecto casi inmediato privar de sus medios de vida a gran parte de los artesanos. Todos los negocios serán acaparados por unos pocos empresarios poderosos y ricos (...). Las máquinas cuyo uso los peticionarios lamentan se multiplican rápidamente por todo el reino y hacen sentir ya con crueldad sus efectos: Las máquinas cuyo uso los peticionarios lamentan se multiplican rápidamente por todo el reino y hacen sentir ya con crueldad sus efectos: muchos de nosotros estamos ya sin trabajo y sin pan.” Extraído del Diario de la Cámara de los Comunes, 1794.

Por lo demás, el siglo XVIII contempla un permanente avance de los medios técnicos que supone un revolución de la industria textil. En 1733 Kay inventó el telar de Lanzadera Volante, que revolucionó el sector del tejido de algodón. Más tarde fue el sector del hilado con la Spinning Jenny de Hargreaves (1765) y la Water Frame de Arkwright (1767) el que polarizó los cambios. En 1779 Crompton inventó la Mule Jenny, fusión entre la Jenny y la Water Frame.

Tres hechos contribuyeron a ese éxito:
· La prohibición de importar telas de algodón de la India, principal competidora de Inglaterra.
· La existencia de grandes plantaciones de algodón en Norteamérica, explotadas en régimen esclavista que proporcionaban materia prima abundante y barata a las factorías inglesas.
· La inexistencia de reglamentaciones gremiales en el proceso productivo, lo que sin duda eliminaba las trabas que sufrían otras actividades.

Por su parte, el sector siderúrgico tuvo menos relevancia que el textil en los inicios de la industrialización. Este tipo de industria se halla muy vinculada con la minería del carbón, sustituto de la madera como combustible. Al desarrollo del sector contribuyó la incorporación de nuevas técnicas como el del pudelaje del hierro (Henry Cort, 1783) que permitieron eliminar las impurezas del hierro inglés y emplearlo con mayor eficacia en la producción de bienes. Tras Inglaterra, el proceso de industrialización se extendió por el área continental europea (Alemania, Bélgica, Francia), así como a países de ultramar como Estados Unidos de Norteamérica e incluso a Japón.

Finalmente, mención aparte merece el uso del ferrocarril como dinamizador del sector por la gran necesidad de metal para la fabricación de raíles, máquinas y vagones. Esa demanda se incrementará a lo largo del siglo XIX.

“Inicialmente, el transporte sobre raíles fue sólo un medio de comunicación al servicio de las minas de hulla, de las canteras de piedra o de pizarra, de los hornos de cal, etc.; estaba destinado al servicio especial de una industria cuyos productos salían todos ellos de un mismo punto, para ser transportados, bien sea hasta los muelles de un canal bien sea hasta algún centro importante de consumo. Ese estado de cosas se prolongó por espacio de dos siglos.” Marc Seguin. (Ingeniero e inventor francés. Constructor del primer ferrocarril francés) De l’influence des chemins de fer et de l’art de les tracer et de les construire. 1839.


Antonio Arias

domingo, 25 de octubre de 2009

La historia económica: Cosa pequeña de números y de religión

El título pone ya de manifiesto sobre que me corresponde escribir esta semana. En primer lugar haré un resumen y alguna aportación sobre la historiografía cliométrica, la última de las escuelas que nos quedaba por ver en clase, para después exponer brevemente las nuevas perspectivas de estudio, relacionadas con la microhistoria y finalizar presentando los pensamientos económicos de la baja edad media (o mejor dicho los pensamientos religiosos sobre la economía).
La cliometría
Como hemos podido ver en clase la cliometría se preocupa por hacer ciencia lo más posible a la historia, esto supone básicamente reducirla a números, estudios matemáticos, estadísticas y gráficos, eliminando otros elementos, en mi opinión, inalienables para la historia, hablo de elementos culturales y sociales que no entienden de lógica, números o razón. Esto supuso un importante choque ya en los años 50 cuando la cliometría comenzaba a desarrollarse, así lo señala Jeffrey G. Williamson. No obstante la cliometría se ha desarrollado ampliamente. Williamson pone el ejemplo de cómo la cliometría norteamericana inicialmente solo trabajaba sobre este mismo territorio, sin embargo hacia 1990 ya había desarrollado su campo de estudio al resto del mundo, siendo el propio Williamson un estudioso del Japón Meiji. Pero lo más destacable quizás sea los nuevos rumbos que esta historiografía está tomando, dedicando sus estudios a la comparación de distintos comportamientos económicos para así intentar ayudar a resolver algunos debates económicos y mejorar la actuación económica respecto a un futuro.[1] Este nuevo objetivo de la cliometría enlaza con la historia contrafactual, que se plantea las alternativas históricas variando los factores que teóricamente la determinaron. El más conocido representante es Robert Fogel, quien realizó un estudio sobre el desarrollo de los Estados Unidos sin el ferrocarril y otro sobre la eficiencia de la esclavitud y la posible motivación económica para su abolición, concluyendo que este hecho fue fruto de una voluntad política, pues la esclavitud era altamente rentable. Pero tanto la cliometría como la historia contrafactual son muy criticables, pues en ellas intervienen muchos factores y hay muchos otros que están ausentes. Además hay otro hecho que da mucho que pensar pues sabemos que tradicionalmente la historia está escrita por los vencedores, los estratos sociales superiores… Lo que supone que si estuviese escrita por los vencidos tendría matices muy distintos y lleva a la conclusión de que en el fondo estamos realizando una historia contrafactual, en el sentido de que escribimos una historia en contra de la verdadera realidad. [2] En mi opinión se nos plantea un debate sobre la funcionalidad de la cliometría, ¿Hasta qué punto son fiables los resultados de sus estudios? ¿Sería útil el nuevo objetivo de la cliometría, teniendo en cuenta que omite factores tan importantes como los culturales o sociales?[3] La microhistoria Poco a poco se han ido desmontando las grandes estructuras de estudio de la historia que se han dado durante el siglo XX, y aunque por supuesto siguen estando presentes en la historiografía esta ha comenzado a desintegrarse en múltiples piezas que concretan su campo de estudio a hechos y sucesos muy concretos, que inicialmente y tomados como caso aislado no suponen ningún tipo de referente historiográfico, pero si tomásemos varios casos conjuntamente y los comparásemos podríamos observas similitudes y diferencias en los comportamientos que nos pueden ilustrar sobre, por ejemplo la distinta mentalidad de dos campesinos sobre el mismo tema, en un mismo año, pero en distintos lugares. Algunos ejemplos de microhistoria son El queso y los gusanos y La gran matanza de los gatos, de Ginzburg y Darnton respectivamente. La microhistoria también ha llevado a dividir la historia en múltiples compartimentos de estudio muy reducidos que inevitablemente conducen a la interdisciplinaridad. Porque, y esto es ya una opinión personal, no se puede conocer nada de la historia sin contar con todos sus elementos, cuando se prescinden de ellos realizamos una aproximación simplificada de la realidad que nos permite su mejor comprensión, pero cualquier hecho en la historia tiene por causa elementos de tipo social, económico, político, cultural e intelectual (al menos) y solo acercándonos a todos ellos podremos comprender de verdad el significado de la historia.[4] El pensamiento religioso medieval sobre la economía Observamos en los primeros días de clase como la economía no ha sido materia de estudio como tal hasta siglos más recientes, por ello del estudio de esta ciencia se encargaban los religiosos, durante la Edad Media, con todo lo que ello significa. Durante estos siglos la economía estuvo enmarcada en el derecho romano, pero también en la tradición judeocristiana. Esta última será mucho más fuerte y supondrá muchos problemas para la evolución económica dentro de un mundo profundamente cristiano. En el derecho romano debemos destacar que se impuso al germano, entre otros motivos por ser la base legítima de los monarcas europeos, esto llevó a una reinterpretación cristiana cuyo elemento más notable y que mas transcendencia tendrá para la futura organización social será el de la propiedad privada. Una propiedad privada que no se cuestiona pero que rivalizará con las propiedades comunales, a las que ganará terreno. Y una propiedad privada con un doble sentido: -Propiedad como dominio útil: un campesino puede poseer sus tierras y tiene el derecho y la obligación de explotarlas, pero no puede decidir más allá. -Propiedad como dominio jurisdiccional: un señor, no solo posee sus tierras para su explotación, sino que tiene pleno derecho para ejercer su poder y justicia sobre ellos modificando leyes e impuestos. Y es esta diferencia conceptual sobre la cual se apoya el régimen señorial medieval. Por último cabe hablar de la tradición judeocristiana propia de la cultura europea, la cual en gran medida supuso una traba para el desarrollo de una nueva economía. El cristianismo condena la acumulación de riquezas, la usura… La biblia incluye frases que en la mentalidad religiosa del momento frenan la acumulación de productos y beneficios “Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja a que un rico lo haga en el Reino de los Cielos” y por si fuera poco la imagen de Cristo como hombre pobre es venerada y apoyada por la iglesia. Ante este último asunto aparecen dos posturas diferenciadas. Algunos religiosos creen que solo debe ayudar económicamente al pobre de verdad, al pobre legítimo: al tullido, al inválido, a aquel que no tiene medios para salir de la pobreza, pero no a los pobres fingidos que solo buscan alimentarse de forma gratuita, un representante de esta opinión es Cristóbal Pérez de Herrera[5]. Sin embargo otros, como Domingo de Soto, opinan que se debe mantener a todo pobre, sea de la condición que sea. Las Workhouses del siglo XVI en Inglaterra supondrán una solución a este debate. Las Workhouses son instituciones, en las cuales a cambio de trabajos muy duros la gente sin medios para sobrevivir es mantenida con alojamiento y comida de un modo “gratuito”[6]. Verdaderamente, y como afirma Le Goff, se produjo el parto del capitalismo, pues como hemos visto la mentalidad judeocristiana y la iglesia no pondrán nada fácil las empresas emprendedoras de los mercaderes, acusando a los prestamistas de extorsionistas y poniendo en duda la integridad religiosa y moral de los mismos.
 [1]http://e-archivo.uc3m.es/dspace/bitstream/10016/1783/1/RHE-1990-VIII-1-Williamson.pdf Artículo extraído de Dialnet, escrito por Jeffrey Williamson, relativo a los nuevos caminos de la cliometría. [2]http://www.cervantesvirtual.com/historia/tertulias/tert_contrafactual.shtml Una interesante Tertulia Virtual, obtenida de la Biblioteca Cervantes Virtual, en la que se reflexiona sobre la historia contrafactual, sus riesgos, su posible falta de rigor y cercanía a la literatura …
[3] http://www.elpais.com/articulo/cultura/cliometria/historia/cuantitativa/elpepicul/19760623elpepicul_5/Tes/ Artículo publicado en El País el 23 de Octubre de 1976 donde, en base de la obra de Sánchez Albornoz, el periodista elogia el trabajo, pero critica la ausencia de otros elementos. [4] http://www.raco.cat/index.php/Manuscrits/article/viewFile/23233/92461 Artículo escrito por Carlo Ginzburg sobre la microhistoria.
[5] http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02582844222425973154480/p0000001.htm#I_1_ Obra de Cristóbal Pérez de Herrera referente a los pobres legítimos. [6] http://www.workhouses.org.uk/ Interesante web en inglés con información sobre las Workhouses.

3ª Memoria de Grupo.

En esta tercera reunión lo primero que se acordó es que yo sería el observador y por eso escribo esta semana.
Comenzamos poniendo el común los resúmenes de las lecturas que cada uno estamos realizando Darío está trabajando sobre el Volumen II de Historia Económica de la Europa preindustrial de Cipolla, concretamente en el capítulo 5, que es el referente a la Industria del siglo XVI y XVII, en el ha podido observar como la demanda de algunas industrias creció con motivo de las guerras europeas, el descubrimiento de América… Y como en muchas ocasiones esto mismo era motor de los lentos avances técnicos. También destaca como el capital se invierte más en materias primas que en la propia industria. Una industria que se ve desarrollada por un creciente urbanismo que genera un éxodo rural que será mano de obra para la industria.
Destaca también una variante de los núcleos geográficos industriales, si bien durante el siglo XVI se encuentra en Italia y los Países Bajos, durante el XVII y XVIII se localizarán en Inglaterra y Alemania. Mientras que Francia vivirá un desarrollo hasta 1630, momento en que debido a la crisis demográfica la industria decrece, pero se recuperará a la altura de 1660 gracias a las manufacturas reales y al mercantilismo.
Antonio también está trabajando sobre la obra de Cipolla, pero en el volumen III, relativo al siglo XVIII, él está realizando una lectura más exhaustiva, sobre toda la economía y no solo en torno a la industria, por ello le está llevando algo más de tiempo.
En lo que a mí respecta hice algún comentario relativo a la obra que estoy leyendo Historia Económica de Europa. Siglos XV-XX, dirigida por Antonio Di Vittorio. Destaqué el hecho de que la revolución demográfica elevase de sobremanera la producción industrial realizada mediante el trabajo a domicilio, reduciendo demasiado los precios, lo cual no era ventajoso para los empresarios comerciantes, por este motivo en el siglo XVIII las industrias comenzaron a realizarse de forma concentrado de modo que el empresario pudiese controlar la producción y su margen de beneficios. Surgen así las primeras fábricas.
Acordamos que sería bueno subir al blog los resúmenes de las lecturas que cada uno realizamos, y así haremos cuando cada uno vaya finalizando, para que así los interesados puedan ver en el blog lo que nosotros aquí aportamos resumido.
Surgió también un debate en torno a la posible estructuración del trabajo ya que Antonio proponía analizar la industria por países, mientras que Darío propuso realizar el análisis por temas. El asunto quedo sin revolver y el profesor nos indicó que lo trataríamos en su despacho. Finalizamos la reunión organizando el trabajo para la semana que viene:
Antonio se centraría en la lectura sobre la industria con vista a la exposición del martes que viene, la cual correrá por cuenta de quién escribe.
Además poco a poco todos, en base al resumen sobre la Industria que Adrián nos facilitó la primera semana, debemos ir realizando anotaciones personales fundamentadas en nuestras lecturas personales, para así integrar las ideas generales que vamos obteniendo y de este modo ir orientando el trabajo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Texto sobre Cliometria y Escuela Neo-institucional

Repasando algunas ideas de las ultimas clases, sobre la Historia económica en el siglo XX, me he encontrado un documento de Salomón Kalmanovitz , donde hace unas reflexiones muy interesantes sobre la Cliometría y la Escuela Neo-institucional. El autor además propone que esta "nueva" forma de hacer historia, ha sufrido durante muchos años el rechazo por buena parte de los intelectuales en Latinoamerica, debido al arraigo que allí habian tenido la teoria de la dependencia y el marxismo.

http://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=2187048

HISTORIA CRÍTICA, Número 27, 2004/Historia Crítica, p. 63-90

lunes, 19 de octubre de 2009


Un breve repaso por la historiografía económica (http://www.eumed.net/cursecon/libreria/2004/icm/2.htm)

Las ciencias sociales, incluida la historia económica, comparten desde su gestación el afán por constituirse en ciencias positivas. Una breve correlación de cómo el espíritu positivo fue permeabilizando el estudio de lo social hasta constituirse en la fórmula legítima de conocimiento, puede iniciarse atendiendo a las teorías que en la segunda parte del siglo XV postularía Nicolás Maquiavelo, intentando asentar la política como una responsabilidad pública susceptible de ser estudiada positivamente. Posteriormente, entre el último tercio del siglo XVII y mediados del siglo XVIII, William Petty y Richard Cantillon indagan sistemáticamente sobre el mundo de la producción y el comercio, y la forma como las sociedades se enriquecen. Hacia la primera parte del siglo XVIII, John Locke consustanció la teoría de la naturaleza humana con los hechos sociales, convencido de la existencia de principios de regularidad que rigen sobre los acontecimientos. Es significativo de este espíritu positivista que Adam Smith, al escribir La Riqueza de las Naciones, publicada en 1776, se inspirara en la mecánica en boga para facilitar su descripción de un “orden natural” que permeabiliza las relaciones productivas. Por su parte, Augusto Comte al establecer las bases de la sociología, en la tercera década del siglo XIX, formuló los requerimientos de una filosofía positivista que convirtiera a la sociología en una verdadera disciplina científica, desligándola completamente de la religión y de la metafísica. Estos requerimientos suponían la construcción de dos ámbitos: uno estático, que albergaría las leyes del orden social; el otro, dinámico, reuniría las leyes del progreso (Covarrubias, 2002).

La posibilidad de derivar, a partir de teorías y leyes, una visión del progreso social, es tributaria de forma importante de la influencia que el evolucionismo ha tenido dentro del ámbito de las ciencias sociales. Desde los escritos de los fundadores de las ciencias sociales, en las tesis de Carlos Marx y sus continuadores, en el pensamiento liberal, el evolucionismo aparece como un estado de espíritu frecuente y generalizado, haciéndose explícito o surgiendo de manera subyacente en una gran cantidad de conceptos, categorías e interpretaciones. A partir del evolucionismo se reafirmó la posición respecto a que las disciplinas sociales no se ocupan de fenómenos estáticos y fuera del tiempo, sino de procesos de cambio y desarrollo (Ianni, 1998). Siendo así, la historia pertinente a esta dinámica se ha mostrado como una suerte de mecanismo retroalimentador, sirviendo tanto de espejo como de filtro, resaltando o ensombreciendo diferentes aspectos del proceso social. Los aspectos que merecen ser objeto de investigación se hacen importantes al tenor de los cambios históricos que los destacan. Un acontecimiento realmente histórico no sólo cambia el mundo, sino que cambia también la comprensión del mundo, a su vez, esa nueva comprensión acarrea una nueva e imprevisible repercusión sobre la forma de funcionar el mundo (Soros, 1999).

No es de extrañar, pues, que las metodologías de las ciencias sociales y sus múltiples formas de abordar la realidad se hayan transformado paulatinamente, alcanzando igualmente a la forma de mirar el pasado. Esto significa que los historiadores recurran de manera creciente a las ciencias sociales en busca de métodos y modelos explicativos, al mismo tiempo que, por ejemplo, los economistas intenten de forma también creciente, adoptar perspectivas históricas y para ello cuenten con el auxilio de los historiadores. Con la renovación metodológica que han experimentado las ciencias sociales desde hace unas décadas, imbuidas de una condición que algunos denominan “postmoderna”, la discusión epistemológica al interior de cada uno de los campos del saber de lo social ha estado signada por la pérdida de significado para la investigación de conceptos positivos como verdad objetiva y sujeto independiente del objeto. Se reconoce que la estabilidad atribuida normalmente al entorno no es revelable con independencia de la operación/observación de su observador. La búsqueda de la verdad objetiva, por sobre parciales versiones, se convierte en un valor inalcanzable. Como lo comenta Arnold (1997), el objeto de la investigación se desplaza, en consecuencia, a sus posibilidades: al encuentro de explicaciones (buenas, mejores y útiles). Ya no es posible asegurar observaciones verdaderas o últimas. De allí que las explicaciones son inevitablemente competitivas y dinámicas, en tanto que las posibilidades de observación que las sustentan son también innumerables.

En el primer plano de los nuevos enfoques metodológicos, se encuentran las diferentes posturas respecto a las ventajas que puede brindar un estudio fragmentado o, por el contrario, la posibilidad de un enfoque sistémico para la explicación de los hechos sociales. La primera postura rescata la capacidad de mejores explicaciones que encierra la fragmentación; la posibilidad de levantar un cuerpo de teoría y predicción a partir del aislamiento de ciertos hechos, sometidos al rigor de modelos teóricos y empíricos pertinentes. La otra visión postula la necesidad del abordaje sistémico, con el objeto de explicar bajo supuestos que tomen en cuenta las profundas interrelaciones que guardan los hechos, sean estos de naturaleza política, económica, cultural.

En este sentido, existe el reclamo de que el relativo aislamiento en el que ha permanecido la economía respecto a las demás ciencias sociales haya terminado por restarle capacidad explicativa. Según el criterio de Stiglitz (1991) debe existir una preocupación genuina por incorporar al campo de lo económico los hallazgos sistemáticos de otras ciencias sociales, particularmente la sociología y la sicología. Desde otro ángulo, la capacidad de las ciencias sociales de proveer soluciones a los problemas, también se ve reducida cuando el enfoque utilizado es ahistórico y restringido. El uso de un enfoque ahistórico y tecnicista, propugnador de soluciones a los problemas mediante la utilización de modelos y de dispositivos mecánicos, si bien ha dado magníficos resultados en algunos campos, carece de perspectiva y no tiene en cuenta nada que no haya sido introducido en el modelo desde un principio. No se pueden introducir todas las variables en un modelo, y las que se dejan fuera no son nunca idénticas ni en el lugar ni en el tiempo (Hobsbawm, 2002).

La historia económica, una disciplina que se fundamenta en la posibilidad de suministrar teorías y explicaciones acerca del pasado material y su evolución, no se escapa de esta confrontación metodológica, puesto que en la base de ésta se encuentra, a su vez, la posibilidad de hacer una interpretación del pasado enriquecida por enfoques renovados y creativos. La nueva historia económica ha venido evolucionando en una dirección que supone una percepción mucho más consciente de las limitaciones que encierran explicaciones lineales y deterministas de los fenómenos históricos, sean estos de naturaleza económica o social. Por ello, se ahonda en enfoques metodológicos que pongan el acento en la multiplicidad de perspectivas de explicación de los hechos. Se llama la atención sobre la necesidad de explicar desde diferentes puntos de vista, apreciando un entorno de factores más amplio y no exclusivamente económico.

En este sentido, no tienen ya más cabida enfoques deterministas o reduccionistas, sean de tipo marxista o no marxista, como el reduccionismo que supuso la publicación a principios de los sesenta de Las etapas del crecimiento económico, de Walt Rostow. A propósito del reduccionismo económico o de cualquier otro tenor, que toma un factor o a lo sumo un grupo de factores como explicación unívoca de los hechos, el historiador Carlo Cipolla ironiza sobre el particular en un singular ensayo que se intitula: El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media. Cipolla hace descansar en el supuesto poder afrodisíaco de la pimienta, el incentivo fundamental para que se diera el fenómeno de las Cruzadas, la posterior expansión del comercio mediterráneo, la acumulación de capital, el desarrollo de la banca en Florencia y hasta la guerra de los Cien Años. Usando técnicas “cliométricas” calcula unos factores que aparentemente le dan respaldo estadístico a su teoría. Por supuesto, en definitiva se está lanzando un llamado de alerta sobre lo inconveniente que resultan los modelos explicativos simplificadores de la realidad.

Dentro de los factores deterministas la tecnología ocupa un lugar relevante en la historiografía. Está implícito en la frase de Marx: “El molino manual trae la sociedad feudal; el molino de vapor, la sociedad capitalista industrial”. Sin embargo, el determinismo tecnológico en la historia económica ha experimentado un retroceso en las últimas décadas, toda vez que han surgido fuertes críticas a los modelos que asignan una eficacia causal exclusiva o preponderante a la presencia visible de maquinaria, para explicar los cambios en el orden socioeconómico, con prescindencia de la influencia invisible de otros factores. Incluso este determinismo alcanza al proceso de innovación tecnológica en detrimento de otras innovaciones económicas y sociales. Como lo señala Williamson (1985), a pesar de la importancia de las organizaciones, el estudio de la innovación organizacional ha estado relegado a ser el “pariente pobre” del estudio de la innovación tecnológica.

La dificultad para aceptar el determinismo tecnológico tiene que ver con las altas exigencias reduccionistas a las que conduce. Como lo apunta Heilbroner (1996), se necesita un mecanismo casi alquímico que traduzca una enorme variedad de estímulos, procedentes de las alteraciones del trasfondo material, en unos cuantos vectores de comportamiento perfectamente definidos. Debe producirse una reducción sistemática de la complejidad de la causa en la simplicidad del efecto, que permita explicar cómo el desarrollo de una nueva maquinaria de producción puede alterar las relaciones sociales que constituyen el feudalismo y convertirlas en las que constituyen el capitalismo o convertir las de un tipo de capitalismo en las de otro. Esta dificultad no debe llevar a desechar todo el concepto de determinismo tecnológico por falso o engañoso. Relegar la tecnología de una posición inmerecida de primum mobile en la historia a la de factor mediador, que influye en la sociedad a la vez que es influida por ella, no es desdeñar su influencia, sino únicamente especificar su modo de actuación con mayor precisión.

De manera similar al determinismo tecnológico, se han planteado serias críticas al alcance de la cliometría dentro de la historia económica. Hacia la década de los sesenta el trabajo de la cliometría estaba fuertemente sujeto a la aplicación de la economía neoclásica dominante, especialmente la teoría de precios, con el fin de exponer las debilidades en la lógica de los argumentos presentados por historiadores tradicionales. Posteriormente, evolucionó hacia un campo que supone la aplicación de métodos econométricos sofisticados. Los servicios prestados por la cliometría han sido significativos, particularmente en el ámbito de la medición y estimación histórica del crecimiento económico. De las estimaciones cliométricas del crecimiento económico emergió una visión contrastante con la sabiduría convencional respecto al verdadero impacto de un descubrimiento tecnológico sobre el crecimiento global. En efecto, los estudios arrojaron que dicho impacto es en realidad más modesto de lo que normalmente se supone, sobre todo al principio (Crafts, 2001).

Sin embargo, siendo la cliometría una disciplina que transforma la historia económica en econometría retrospectiva, algunas críticas han estado dirigidas en el mismo tenor con que se cuestionan la validez y pertinencia de los modelos econométricos en la ciencia económica. Por una parte, se ha cuestionado que la nueva historia económica, soportada fundamentalmente en la cliometría, se sujetó al análisis ortodoxo cuando conceptos como competencia imperfecta y costos crecientes se estaban introduciendo en el mainstream de la economía. Por otra, esto conllevó al reclamo de la revisión de los resultados cliométricos iniciales, toda vez que no se ajustaban a la consideración de las nuevas herramientas analíticas teóricas. Los niveles de cuestionamiento que parten de los propios economistas representan críticas de forma más que de fondo. No sucede lo mismo con la percepción que sobre los alcances y limitaciones de la cliometría tienen los historiadores profesionales.

En general, siguiendo las críticas de Hobsbawm (2002), si bien la cliometría puede cuestionar y modificar la historia producida por otros medios, se encuentra regularmente incapacitada para generar respuestas propias. Por otra parte, asumiendo que se necesitan modelos teóricos y estos modelos tienen que ser abstractos y simplificados, al menos deberían serlo dentro de marcos que se especifiquen históricamente. En términos más concretos, la cliometría presenta otros defectos que, sin desmedro de su utilidad, la limitan seriamente. En primer lugar, en la medida que proyecta sobre el pasado una teoría esencialmente ahistórica, su relación con los problemas más generales de la evolución histórica no está clara o es marginal. Un segundo problema se relaciona con el tratamiento de algún aspecto de la historia mediante el uso de teorías como por ejemplo la “elección racional del consumidor”. La elucidación de la motivación detrás del hecho histórico apelando al criterio exclusivamente económico, desdeña otras explicaciones causales motivacionales igualmente válidas. El tercer defecto de la cliometría se refiere a que necesariamente tiene que apoyarse no sólo en datos reales, a menudo fragmentarios o poco dignos de confianza, sino que también tiene que recurrir a datos supuestos o inventados. Un cuarto inconveniente tiene que ver con el riesgo de incurrir en circularidad. En la medida que se busca acoplar los datos al modelo específico, éstos pierden su independencia para juzgar la teoría propuesta, así como invalida la explicación del hecho histórico.

Otra discusión sustantiva en torno a las posibilidades de interpretación dentro de la historia económica, se refiere al papel que pueden cumplir las motivaciones de los agentes económicos para explicar los hechos del pasado. El trabajo de Elster (1981), sirve de marco de referencia para abordar este asunto. En el contexto del cambio histórico, la introducción del análisis motivacional pasa por preguntarse ¿Cambia la conducta porque las oportunidades se amplían o se contraen, o porque las motivaciones y las mentalidades cambian? ¿Puede darse algo como una “historia de las mentalidades” autónoma? En caso negativo ¿Cómo explicamos entonces el hecho de que las motivaciones cambian? El carácter estructural que adquiere la visión de los hechos históricos, lo cual no es exclusivo de la tradición marxista, sirve de contrapeso a la aceptación de una teoría que tome la motivación como el mecanismo de preferencia para explicar la conducta de los agentes y los cambios que dicha conducta generan. Esto es así porque, en general, se da por sentado que los condicionamientos estructurales en su conjunto, causan una contracción de las oportunidades viables, limitando seriamente el alcance que puedan tener las motivaciones. Esto no significa desdeñar por completo las motivaciones para comprender porqué los hombres actúan como actúan, pero una razón poderosa para dar preferencia metodológica a las oportunidades por encima de las motivaciones, se debe a que el recurso a las motivaciones tiene el peligro de que la conducta a explicarse tiende a ser el único criterio para la validez de la explicación.

En resumen, evitando las simplificaciones que conllevan un tratamiento determinista o reduccionista de los hechos y datos históricos deriva en importantes ventajas metodológicas. Por ejemplo, de la confrontación entre la visión hermenéutica y la visión sistemática de la historia económica se desprende la necesidad de superar las contradicciones, en aras de aprovechar tanto las interpretaciones cuando faltan los hechos, como aquellas teorías que se sustentan en los hechos, pero cuya fundamentación tiende a volverse ahistórica. Esto es así porque los conceptos estructurales de la historia económica, que ordenan las masas de materiales y de datos económicos, alcanzan gracias a los factores no económicos un plus cualitativo de contenido explicativo. Con este proceder se esta postulando una historia económica cuyo interés epistemológico se coloca por encima de la corona de datos, para mostrar que la “totalidad” de los procesos sociales no se agota ni en los procesos y relaciones económicas, ni en las teorías inmanentes al sistema (Boehme, 1981).

Algunas características adicionales de la historiografía económica pueden ser visualizadas a través de los estudios específicos respecto a la época medieval y el origen del capitalismo. Profundizando en la problemática detrás del determinismo tecnológico, las objeciones al trabajo de principios de los sesenta de Lynn White: Tecnología medieval y cambio social, resulta un buen punto de partida. El argumento de White apunta a destacar la influencia de la tecnología en una sociedad agraria, la sociedad feudal, basándose en un único factor: el arado de vertedera (arado pesado). Desde su punto de vista, la introducción del arado pesado en Europa del Norte explica la expansión demográfica, el crecimiento del comercio, el aumento de la producción industrial y el auge de las ciudades en esa región. Perdue (1996) considera que el enfoque basado en un único factor tiene grandes ventajas, al llamar la atención sobre un elemento pasado por alto y simplifica el análisis. Empero, y este sería el caso con respecto a la tesis de White, comúnmente se deriva hacia una suerte de lógica funcional que desdeña la consideración de otros factores, eleva el factor único al nivel de causa necesaria y suficiente y opaca la posibilidad que se llegue a los mismos resultados por sendas diferentes. Particularmente en este último aspecto, hay fuertes evidencias que Italia y el sur de Francia lograron aumentar la producción agrícola lo suficiente para sostener la extensa urbanización, observada desde el siglo X, sin recurrir al arado pesado, es decir utilizando el más tradicional arado romano. Al parecer, más importante que el arado mismo resultó ser la diseminación de las franjas de tierra.

Aunque tampoco ha estado exenta de críticas, la escuela historiográfica de las mentalidades ha sido una de las escuelas que más ha aportado interpretaciones originales y agudas sobre el período medieval y el ascenso del capitalismo. Como lo apunta Barros (1992), la constante preocupación de los fundadores, en 1929, de la escuela de los Annales, Marc Bloch y Lucien Febvre, por hacer una historia sintética, total, les condujo a estudiar tanto las bases económicas como las bases sicológicas y culturales de los hechos históricos; en lucha con una historia positivista, tradicional, que profesa la sumisión pura y simple a los hechos, y con una historia de la filosofía que separa las ideas del tiempo, del espacio, de la vida social. De allí que la historiografía medieval francesa de las mentalidades haya privilegiado el estudio sincrónico de la sociedad global. El punto de partida es el libro La sociedad feudal de Marc Bloch, publicado en la década de los treinta, donde se estudia a la vez la relación de vasallaje, las clases sociales y la atmósfera mental, las formas de sentir y de pensar, la memoria colectiva. Posteriormente, el enfoque fue adoptado y reflejado en los trabajos sobre historia medieval debidos a Jacques Le Goff y George Duby a partir de la década de los sesenta. Le Goff y Duby combinan la economía, la sociedad, la lucha de clases y las mentalidades. De la misma forma, sus trabajos posteriores representan singulares elaboraciones acerca del tiempo y del trabajo en los sistemas de valores medievales, los campesinos y los oficios en las fuentes literarias, entre otros.

El proyecto de los Annales de integrar la totalidad de una sociedad, incorporando el entorno geográfico, la base tecnológica, la estructura social, la cultura y la mentalidad en un todo unificado fue también impulsado por los trabajos del historiador francés Fernand Braudel. La perspectiva histórica de Braudel produce una ruptura al cambiar la temporalidad, puesto que sustituye el tiempo rápido del acontecimiento por el tiempo largo de los ritmos de la vida material. Esta búsqueda se revela en su obra en tres volúmenes Civilización material, economía y capitalismo, publicada hacia finales de los años setenta. Braudel estudió los polos de actividad humana que eran Venecia, Milán, Génova o Florencia y los intercambios que se llevaban a cabo entre ellos y trazó las líneas fundamentales de la historia del desarrollo del capitalismo, de los flujos de comunicación y de dinero que genera, el desplazamiento de fronteras que conlleva y la modificación de la estructura del Estado que determina. El marco de esta reconstrucción de la historia es el mundo entero, una historia total que, Braudel era consciente de ello, se debe reforzar con la incorporación al estudio del pasado de los métodos modernos de cuantificación.

Por su parte, no cabe duda que la poderosa historiografía marxista ha contribuido significativamente en el aporte de hipótesis en torno a la era medieval, particularmente en lo que corresponde al análisis estructural de la transición del feudalismo al capitalismo. Esto ha sido así por diversas razones, pero, según el criterio de Hicks (1975), la razón fundamental para que se utilicen tanto las categorías marxistas o una versión modificada de las mismas en el abordaje de la historia económica se debe a la falta de opciones que tomar. Sin embargo, esta perspectiva ha cambiado en las últimas décadas, aunque la mayoría de los nuevos enfoques siguen siendo tributarios, en mayor o menor grado, de los postulados de Marx. Como lo explica Hobsbawm (2002), las nuevas perspectivas llaman la atención sobre la presunción de que en el análisis histórico no puede prescindirse de la conciencia, la cultura y la acción intencional dentro de instituciones que sean obra del hombre. Pero, en general, la orientación metodológica prevaleciente, ha ido en el sentido de que si la historia debe integrarse a las ciencias sociales, tiene que adaptarse principalmente a la ciencia económica. Este planteamiento ya estaba implícito en las tesis de Marx, para quien sea cual sea la inseparabilidad esencial de lo económico y lo social en la sociedad humana, la base analítica de toda investigación histórica de la evolución de las sociedades humanas es y seguirá siendo el proceso de producción social.

Dentro de esta corriente, el trabajo que marcó un hito en los estudios historiográficos marxistas ocupados en el período medieval y el desarrollo temprano del capitalismo, fue la obra de Maurice Dobb Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, publicada a mediados de la década de los cincuenta. En esta investigación, Dobb abandona, hasta cierto punto, los criterios rígidos y deterministas característicos de buena parte de la historiografía marxista, concentrada casi unilateralmente en hacer acoplar el análisis de factores como la acumulación de capital, la fuerza de trabajo y el progreso técnico con la superestructura jurídica y política. Sin ser desdeñados en absoluto, estos aspectos son estudiados junto con otros elementos que se consideran igualmente importantes, particularmente una mayor preocupación por el complejo de factores sociales, estructura de clases e instituciones.

El debate suscitado por el análisis de Dobb respecto a la transición del feudalismo al capitalismo entre historiadores y economistas marxistas, e incluso entre historiadores y economistas no marxistas, generó una amplia discusión sobre aspectos relacionados con conceptos como el de “modo de producción” y sobre aspectos como hasta qué punto la “economía monetaria” actuó como un disolvente de las relaciones feudales. Hilton (1977), en la introducción que hace a uno de los varios libros que se han editado con las contribuciones al debate, hace un recuento de los problemas principales examinados: la definición de servidumbre, el origen de las ciudades, el desencadenamiento de la producción simple de mercancías, los modelos alternativos sobre el surgimiento de la producción capitalista y el concepto de “principio motor”.

La corriente de estudios marxistas sobre el origen del capitalismo experimentó, en la década de los setenta, una renovación singular a partir de los trabajos de Immanuel Wallerstein. Este intelectual comienza por cuestionar la validez de los planteamientos que sobre el capitalismo hacen los mismos marxistas, arguyendo que sus análisis generalmente están viciados de alguno de dos defectos considerados. El primero tiene que ver con el carácter de análisis lógico-deductivo adquirido por sus estudios. Parten de definiciones de lo que se piensa es en esencia el capitalismo y examinan luego hasta que punto se ha desarrollado éste en diversos lugares y épocas. Es el tradicional modelo sucesivo: esclavitud, servidumbre, capitalismo. El segundo defecto está centrado en las presuntas grandes transformaciones del sistema capitalista a partir de un punto reciente en el tiempo, donde todo el tiempo anterior sirve de contraste para considerar la realidad empírica del presente. Wallerstein opone a estos modelos de interpretación su propia visión, que supone ver el capitalismo como un sistema histórico, a lo largo de toda su historia y en su realidad concreta y única. La finalidad última es describir esta realidad, delinear con precisión lo que siempre ha estado cambiando y lo que nunca ha cambiado históricamente (Wallerstein, 1988).

En este sentido, el esquema apropiado para abordar el capitalismo desde sus orígenes, la unidad correcta de análisis es el sistema mundial o, como también lo define, la “economía-mundo”. A finales del siglo XV y principios del XVI, surge la economía-mundo europea. No se trata de un imperio, no obstante ser tan amplia como un gran imperio y compartir algunas de sus características. Es un sistema social del todo inédito y que constituye el carácter distintivo del moderno sistema mundial. Es una entidad económica pero no política, al contrario que los imperios, las ciudades-estado y las naciones-estado. En realidad los comprende a todos dentro de sus límites. Es un sistema mundial, no porque incluya la totalidad del mundo, sino porque es mayor que cualquier unidad política jurídicamente definida. Es una economía-mundo debido a que el vínculo básico entre las partes del sistema es económico, aunque está reforzado por vínculos culturales y arreglos políticos (Wallerstein, 1979).

Un enfoque alternativo de explicación sobre el origen del capitalismo, se inicia a mediados de la década de los setenta con los trabajos de Douglas North y Robert Thomas. Particularmente, su obra en conjunto El nacimiento del mundo occidental. Una nueva historia económica (900-1700), abrió un campo fértil para la indagación histórica dentro de un esquema no marxista. La continuación de esta línea de investigación, con nuevos adeptos, se inscribe dentro de la importante escuela de economía neoinstitucional, constituyendo uno de los enfoques más consistentes tras el objetivo de explicar, no sólo el nacimiento de la economía capitalista mundial, sino también los factores históricos detrás del buen o mal desempeño económico de las sociedades a lo largo del tiempo. Más allá de la ruptura parcial con el análisis factorial tradicional, este enfoque recala en un esfuerzo deliberado por hacer una historia económica ajustada a los requisitos de la teoría y el análisis económico neoclásico o, como mínimo, del mainstream de la economía.

El enfoque neoinstitucional hace especial énfasis en el papel de los cambios jurídicos e institucionales como los aspectos claves del desenvolvimiento económico en su perspectiva histórica. El argumento central es que la clave del crecimiento reside en la constitución de una organización económica eficiente y eficaz, que paulatinamente minimice los costos de transacción y negociación implicados en las actividades productivas. Una organización eficaz supone el establecimiento de un marco institucional y de una estructura de la propiedad capaz de canalizar los esfuerzos económicos individuales hacia actividades que se traduzcan en una aproximación entre la tasa privada y la tasa social de beneficios. Esto supone, en la visión de North y Hartwell (1981), la exploración sistemática de los costos de transacción que definen y se aplican en un sistema de derechos de propiedad de una sociedad, considerando un determinado estado de la tecnología. Este tipo de investigación contribuye a explicar las varias formas de organización económica a través de las cuales se ha realizado el intercambio en la historia y ayuda a interpretar la división de las actividades económicas entre las familias, las organizaciones voluntarias, los mercados y el Estado en un determinado momento, así como los cambios en la combinación de esos factores a lo largo del tiempo. Además, una ventaja importante del enfoque de los derechos de propiedad es que se presta a la investigación empírica y a las proposiciones comprobables.

Este breve repaso por la historiografía, particularmente por la que se ha ocupado del período medieval y la transición del feudalismo al capitalismo, no pretende ser exhaustiva. Basta indicar que no se ha hecho mención de autores fundamentales para la comprensión del tema medieval como Henri Pirenne y Jacques Heers. En el caso de Pirenne, el análisis de algunas de sus contribuciones remite a considerar las causas subyacentes al renacimiento comercial, desde el siglo X, de las ciudades europeas, particularmente en el Mediterráneo. En el caso de Heers, a enfocar la atención sobre el importante papel que a lo largo de la Edad Media cumplieron en lo político, económico y social los clanes familiares.

No obstante, el bosquejo realizado acerca de la gama de posibilidades de interpretación del papel y desarrollo de la historia económica, y en específico de la historia medieval y la emergencia del capitalismo, es suficiente para subrayar la tarea cada vez más imperativa de hacer una historia económica que acepte la invisibilidad de los diferentes factores exógenos y endógenos implicados en el desarrollo económico del pasado y del presente. Un principio metodológico fundamental debería rescatar el concepto tradicional de la historia social y económica, combinándolo con los resultados de la investigación orientada al crecimiento cuantitativo. Como lo advierte Braudel (1982), si la historia económica del mundo es la historia entera del mundo, es porque es vista desde un solo observatorio: el observatorio económico. Elegir este observatorio es privilegiar de antemano una explicación unilateral y peligrosa.




Antonio Arias