lunes, 30 de noviembre de 2009

Exposiciones de clase y fisiocracia

Siguiendo la pauta habitual de trabajo, seré lacónico en el resumen de las clases teóricas de la semana pasada para explayarme en aquellos aspectos aludidos que hayan despertado mayor interés. Además incluiré en primer lugar un breve resumen de las exposiciones, de las cuales excluiré en lo posible a nuestro grupo para evitar redundar en lo que ya puede verse en las entradas anteriores de este blog.

El primer grupo, cuyo tema se solapa en cierto modo con el nuestro, corresponde a los inicios de la Revolución Industrial. No dejaron lugar a dudas respecto del tratamiento que pretenden dar al tema, un análisis de las causas y los orígenes sin caer en la tentación de confeccionar una narrativa del proceso en cuestión. Para ello dividieron en tres las visiones más conspicuas: autores clásicos, comparando incluso a los coetáneos al fenómeno con los historiadores de principios del siglo XX; visión protoindustrial (aquí se inician nuestros quebraderos de cabeza), de autores como Mendels, Kriedte y otros; últimas visiones, que por el tono desdeñoso con que fueron presentados no parecen despertar demasiada confianza, pues se remontan de manera un tanto estrambótica al año 1000.

El siguiente grupo, que se ocupa de la deuda y el crédito en la Monarquía Hispánica, nos transmitió informaciones de gran interés acerca de los banqueros castellanos, alemanes y genoveses que operaban en el territorio español, y se apuntó que muy probablemente las relaciones entre todos ellos eran más estrechas de lo que pudiera pensarse. Al parecer, a este grupo también le asaltaron algunas inquietudes debido a la proximidad del tema tratado por el tercer grupo, la fiscalidad (centrada en los ingresos de la Hacienda de Castilla), aunque expresaron gran optimismo en torno a su complementación que les deseamos sea satisfactoria. Este último grupo pareció consternado por el arduo trabajo que supone familiarizarse con la terminología, tarea que creen indispensable para transmitir cualesquiera conocimientos sobre la materia al resto de grupos, lo cual les agradecemos profundamente. En su exposición dividían el trabajo en: 1) marco historiográfico; 2) fiscalidad ordinaria, entendida como los únicos impuestos en sentido estricto, es decir, alcabala, aduanas, etc. ; 3) fiscalidad extraordinaria, principalmente servicios de cortes y rentas eclesiásticas.

Por último, Darío presentó a la clase nuestros avances sobre la industria, introduciendo un resumen de nuestras investigaciones sobre gremios, fábricas e industria doméstica, destinadas a ser integradas finalmente estas tres formas de organización de la industria al caso holandés, del que se ocupa Nicolás. En conjunto, puede decirse que la clase resultó muy beneficiosa, pues al par que permite compartir información, se nos presenta la posibilidad de corregir hipotéticos rumbos incorrectos que podamos estar tomando.

La clase del lunes se vio afectada por una leve discontinuidad temática, al acabar con el mercantilismo, al que sin embargo no dedicaré más palabras por haber sido ya analizado por Nicolás en la entrada precedente. Acabábamos con el mercantilismo, decía, restando tiempo suficiente para presentar los rasgos generales de la fisiocracia de una manera poco convencional pero no por ello carente de fundamento pedagógico, y espero se me excuse por esta licencia de juzgar la actividad docente que me otorgo. El método en cuestión consistió en recopilar las nociones del alumnado sobre la escuela referida a partir de lo cual el profesor moldeó una definición en la que se encargaba de suplir las posibles carencias de nuestra expresión o bien pequeños errores conceptuales.

En esta ocasión no fue preciso hacer demasiadas correcciones – lo cual dice mucho en favor de los alumnos – de tal modo que se dio en definir la escuela fisiócrata como un sistema que, en palabras de Antonio Blavia Esquirol, concede “importancia cardinal a la agricultura” (1992;85) y cuya expresión ulterior responde a la ampliamente conocida máxima “laissez faire, laissez passer”. Esta expresión arquetípica que choca diametralmente con la doctrina inmediatamente precedente – el mercantilismo, intervencionista por antonomasia – resume con aceptable exactitud el pensamiento de su precursor, François Quesnay (en la imagen), cuya obra más representativa es el “Tableau Économique” publicado en 1757. Desde un punto de vista estrictamente etimológico, se puede hablar de un “gobierno de la Naturaleza” a propósito del cual Eduardo Escartín González colige que ésta “revela sus propias leyes al hombre y éste puede deducirlas mediante el raciocinio” (2003; 41). Partiendo de esta base, y en estrecha relación con los filósofos iusnaturalistas, se postula primero que el dinero per se es estéril y ajeno a la riqueza, para después señalar que el único sector con capacidad para generar riqueza sin lacerar la fuente de producción (es decir, producir excedentes, el término que él acuña es “producto neto”) es la agrícultura. Así, vemos como se recalca el énfasis sobre la obtención de materia prima, lo que conducirá irremisiblemente a una explotación sistemática de los recursos naturales del país.

El Tableau Économique, defiende un modelo en clave cíclica, como bien resalta Peter L. Danner:

“Free farmer/entrepreneurs feed raw materials and labor. The net product yielded is then ditributed throughtout the economy [...] Countering the flow of product, the money that all the economic orders spend works its way back to the farmers, starting a new cycle of investment, production and distribution.” (Danner, 2002; 16)

Como podemos apreciar, el origen del proceso surge de los agricultores que, con su trabajo, permiten la distribución de la riqueza mediante el pago de rentas, colocación del producto en el mercado, venta a las industrias, etc. Este sistema, como se nos indicó en clase, no deja fuera del proceso a las clases más desfavorecidas y, si bien se favorece con mayor ahínco a los sectores pudientes, no deja por ello de manifestar una cierta preocupación por alcanzar un progreso equilibrado.

Pero no debemos olvidar las implicaciones que esta doctrina presentaba para el sector terciario, hecho en el que incide Andrea Maneschi: “[Physiocracy] included freedom of both domestic and foreign trade” (1998; 38). Se contrapone así nuevamente, a lo que había sido el cerrojo mercantilista impuesto sobre las importaciones y exportaciones de productos manufacturados y materias primas respectivamente. Sin embargo, este autor no se detiene sólo en contemplar las influencias de esta escuela sobre el pensamiento de Adam Smith – algo evidente, que él mismo reconoce abiertamente en el prólogo de su obra The Wealth of Nations – sino que nos habla del legado de los fisiócratas incluyendo “the characterization of a competitive economy as one in which individuals pursuing their self interest allow society’s walfare to be maximized” (Ibídem). No hay que estar muy versado en la materia para encontrar trazas del pensamiento liberalista en esta sentencia.

Para ir concluyendo, y a modo de recapitulación, resumiremos los elementos definitorios de esta teoría económica en tres puntos: “the special place of land as a factor of production; the importance given to the circular flow between goods and money [...]; the centrality of the principle of laissez faire and the accpetance of Natural Law as a unifying force.” (Perlman, 1998; 173)

Por último, quisiera destacar el crédito que Marx daba a esta escuela por considerarles pioneros a la hora de enfocar la economía desde un análisis explícito de la naturaleza del capital.

Bibliografía

Blavia Esquirol, Antonio, “Evolución del Pensamiento Político”, Equinoccio, 1992.

Danner Peter L. “The Economic Person: Acting and Analyzing” Rowman & Littlefield Publishers, Oxford, 2002.

Escartín González, Eduardo, “Estudio y Traducción de la Obra: Reflexiones Sobre la Formación y Distribución de las Riquezas”, Universidad de Sevilla, 2003.

Maneschi, Andrea, “Comparative Advantage in International Trade” Edward Elgar Publishing, Massachusetts, 1998.

Perlman, Mark y McCann, Charles, “The pillars of economic understanding: ideas and traditions” University of Michigan, 1998.

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