domingo, 22 de noviembre de 2009

Joseph de la Vega y los distintos mercantilismo

Esta semana pasada hemos estado analizando las distintas tendencias mercantilistas (si es que podemos hablar de una escuela mercantilista europea) de Europa durante la Edad Moderna. Hablábamos del Arbitrismo en Castilla y Proyectismo en Inglaterra, mientras que en Francia nos referíamos a un Colbertismo y en Holanda no podíamos destacar una única doctrina, sino que nos referíamos a Joseph de la Vega y a Hugo Grocio. Dentro de todos estos casos me gustaría hacer una breve referencia a Joseph de la Vega y su estudio de la usura dentro de las operaciones bursátiles. Y después comparar el Colbertismo el pensamiento de Hugo Grocio, como grandes antagonistas dentro de una (supuesta) unitaria escuela mercantilista. Destaco a Joseph de la Vega, como ya he dicho, por su análisis de la usura. Y es que como vimos en el primer tema de pensamiento económico, el cristianismo aún sigue muy ligado a muchas realidades de la vida, incluida la economía. Joseph de la Vega realizó su estudio Confusión de confusiones, diálogoscuriosos entre un filósofo agudo, un mercader discreto, y un accionista erudito para rastrear que acciones bursátiles entraban en el pecado de la usura y cuáles no. El tema de la usura como pecado ya ha suscitado algún debate (véase mi última entrada de contenido y el diálogo mantenido entre Pablo y yo[1]). En el se planteaba que si bien la iglesia ha condenado solamente la usura como pecado, entendiendo usura como medio de enriquecerse, los evangelios reflejan como Cristo también incitaba a la renuncia de cualquier tipo de riqueza. No obstante la iglesia se ha mostrado muy insistente en condenar únicamente la usura como pecado a lo largo de (casi) toda su historia[2], no quisiera ver en esto un antisemitismo manifiesto. Procedo ahora a contraponer el “mercantilismo” de Grocio y el de Colbert.[3] Considero que no podemos hablar de la existencia de una escuela mercantilista, cuando sus propios integrantes no eran conscientes de que formasen un conjunto unitario de teoría y praxis económica. No obstante si que podemos observar un objetivo común en todos ellos: fortalecer al estado. En cualquiera de los casos haya un objetivo común o no, la práctica para conseguir dicho objetivo refleja de todo menos unidad, en casi todos los casos se actúa sobre puntos concretos y no sobre cuestiones generales de la economía. Pero especialmente opuestos son los caso de Francia y Holanda. Francia se apoyará en una serie de reglamentos y en la financiación estatal, mediante subvenciones, aranceles para la importación de manufacturas exportación de materias primas, creación de empresas estatales… Y se apoyará en su población como gran motor, buscando la acumulación de metales, pero también buscando la autosuficiencia, para lo que darán mucha importancia a la industria, destacando las Manufacturas Reales como la de los Gobelinos, dedicada a los tapices, alfombras y otros textiles. Sin embargo tenemos el caso Holandés, donde se defiende la libertad de los mares océanos y se rechaza el intervencionismo. Esto sólo es comprensible bajo el punto de vista comercial, que suponía el motor económico de Holanda. Y es que el comercio no puede ser intervenido si quiere prosperar. Por eso las prácticas mercantilistas que podemos observar en Holanda son todas aquellas que defiendan su comercio, pudiendo por tanto entender las guerras económicas como una práctica mercantilista.
Sacó en conclusión por tanto que las prácticas económicas “mercantilistas” varían radicalmente en función del tipo de economía y también del ámbito geográfico, pero que esto necesariamente no tiene porqué significar la pérdida del mencionado objetivo común y por tanto suponer la insignificancia del término mercantilismo, aunque sí supondría revisar la acepción del término “mercantilismo”.
[1] Os dejo la refencia para vuestra comodidad http://economiamoderna2000.blogspot.com/2009/10/la-historia-economica-cosa-pequena-de.html [2] Buscando algún posible documento a comentar he hallado esta referencia de El observador de la actualidad a la usura como pecado vista desde la iglesia a lo largo de la historia, aquí apreciamos cómo la usura deja de ser pecado cuando su práctica se generaliza y ya no es algo propio de judíos. http://www.elobservadorenlinea.com/content/view/1345/1/ [3] Esta comparación se basa en las lecciones de clase y en una somera búsqueda por internet, por lo que no pretendo realizar ninguna gran aportación ( pido disculpas por la posible ignorancia sobre algunos aspectos), sólo reflexionar e invitar a la reflexión sobre el mercantilismo como término y práctica.

2 comentarios:

  1. En lo refrente al interesante artículo que has añadido acerca de la evolución de la "teoría usurera", de si hay que concebirla como pecado o no, resulta muy curioso cómo, en general, se ha ido practicando en mayor o menor forma a lo largo de los siglos, como hemos podido ver, mientras que de forma paralela ha sido, también por lo general, condenada sistemáticamente por la Iglesia. Da que pensar.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. La condena sí, pero se observa (como ya digo en la entrada) también como losúltimos papas suavizan el mensaje y pasa de ser una condena a un consejo.

    La prueba es la diferencia entre lo que dice San Gregorio «¿Qué diferencia hay entre apropiarse de bienes ajenos mediante el robo de manera secreta o como bandolero mediante el asesinato, erigiéndose como señor de los bienes de otra persona; y apoderarse de lo que no le pertenece a uno mediante la obligación que es inherente a los intereses?» Y lo que dice Juan XXIII «que las naciones económicamente avanzadas eviten con especial cuidado la tentación de prestar su ayuda a los países pobres con el propósito de orientar en su propio provecho la situación política de dichos países y realizar así sus planes de hegemonía mundial».

    ResponderEliminar